sábado, 28 de marzo de 2020


El lago prestado (Leyenda celta)

Existe una hermosa leyenda sobre jóvenes pretenciosas y promesas incumplidas que nos relata cómo se formó el Loch del valle de Leinster.
En una ocasión, un joven jefe cortejaba a la hija de otro jefe que vivía en la orilla de un lago llamado Loch Ennel en West-meath. La joven era muy hermosa, pero bastante altanera, por lo que puso como condición para casarse que la vista desde su nuevo hogar debía, al menos, igualar a la que tenía frente a la casa de su padre.
El lugar donde el joven habitaba era un hermoso valle, que podía contener un lago, si se construía una presa que retuviera el agua del río que lo atravesaba. Sin embargo, este plan supondría que el joven debía esperar bastantes años para poder casarse, tiempo que no estaba dispuesto a esperar. Su madre era una hechicera heredera de la estirpe de los Tuatha de Danann, que al ver cómo su hijo caía en una melancolía  creciente decidió tomar el asunto del lago entre sus manos. La hechicera se dirigió a la cabaña de una de sus hermanas, situada sobre la margen occidental del Shannon. Esta cabaña estaba ubicada sobre el filo de una colina a las orillas de un agradable lago. La madre del muchacho se alegró al ver a su hermana y ésta la agasajó debidamente. Cuando terminaron de comer, le confesó el motivo de sus preocupaciones y la idea que había tenido para resolver el conflicto. Así que le suplicó que le prestara el lago para que su hijo pudiera casarse, y que dicho préstamo sería hasta el día de la próxima luna llena, aunque añadió entre dientes, ”después de la semana de la eternidad”.
A pesar de las dificultades, su hermana accedió y le presto el lago y además una capa mágica para que pudiera transportarlo hasta su valle. Esa noche la gente que vivía en las laderas de las colinas despertó al oír un gran estruendo, lo que les obligó a huir hacia las tierras altas en donde fueron hospitalariamente acogidos. Al amanecer de la mañana siguiente, millares de personas contemplaron asombrados el agua que cubría lo que ante había sido sus casas.
El muchacho, lo primero que hizo fue dirigirse a casa de la joven para describirle la creación del lago y la belleza que encerraba; y ya que la condición que exigía para realizar el matrimonio se había cumplido, la novia tuvo que dar su consentimiento a la boda. Sin embargo, la hechicera que había “prestado” el lago estaba bastante molesta cada vez que se asomaba a la ventana de la cabaña y veía el lecho del lago, ya que el plazo se había cumplido y su lago no había regresado. Por esto decidió desplazarse hasta la casa de su hermana y solicitar la devolución.
Allí fue recibida con fingida alegría y comenzó a reclamar su propiedad, ya que la luna llena había llegado por tres veces y el lago aún  estaba en donde no pertenecía, mientras su tierra se iba secando. Sin embargo la astuta hechicera se limitó a decirle: “¡Ay, querida hermana!, ¿cómo puedes decir que se ha cumplido el plazo? Te prometí devolverte tu valioso lago el día de la luna llena siguiente a la semana de la eternidad, ¡reclámalo cuando venza el plazo, no antes!”.
Cuando la hechicera se dio cuenta del engaño, la ira que sintió no tuvo limitas, pero carecía de modo de venganza, debido a la astucia de su hermana.

(Recogido de la Red)

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