domingo, 25 de diciembre de 2016

MITÓGRAFOS GRIEGOS

Los mitos griegos han perdurado tanto y han llegado hasta nosotros con tanta profusión debido a que fueron muchos los escritores que con sus narraciones, poemas y obras teatrales, nos contaron una y otra vez las historias de los dioses, diosas y héroes.

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HOMERO

Es el poeta más famoso de la antigua Grecia. Probablemente vivió en el siglo VII antes de Cristo. Sus obras principales son “La Ilíada” y “La Odisea”, dos poemas épicos. En la Ilíada se nos cuanta la guerra de Troya y en La Odisea, se nos narra las aventuras del héroe Ulises durante su viaje de vuelta de Troya a Grecia. Probablemente Homero compuso estos dos poemas épicos, recogiendo, ordenando y poniendo por escrito toda una serie de relatos orales que circulaban desde tiempo inmemorial.

HESÍODO


Hesíodo es otro de los grandes poetas que se ocupó de los mitos.
En su “Teogonía”, cuenta la historia de la creación del cosmos, el nacimiento de los dioses y el ascenso de Zeus al poder.

En su obra “Trabajos y días”, cuenta toda la historia de Prometeo y las cinco edades del mundo.

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miércoles, 14 de diciembre de 2016


La sirena y los tres deseos (Referido a la Madre del Agua)

Otra historia acerca de la Madre del Agua, cuenta cómo se acercaron hasta ella, en la laguna en la que habitaba, tres muchachos para pedirle un deseo cada uno. La Madre del agua, en forma de sirena, se les hizo presente y les atendió.
El primer muchacho le pidió curar de una enfermedad grave que le aquejaba. La sirena le  miró a los ojos y el joven sintió cómo le desparecían los dolores.
El segundo muchacho le pidió recuperar el amor de una mujer que le había rechazado. La sirena le miró a los ojos y el muchacho, extasiado con esa mirada oyó cómo ella le comunicaba sin palabras: “vuelve, ella te espera.”
Sin más, la sirena se internó en la laguna y desapareció.
El tercer muchacho, cuyo deseo era el de compartir los tesoros  que tenía la sirena, la llamó a gritos y al no ser atendido, desesperado, se echó a nadar para seguirla, sin atender a los ruegos de los compañeros. Le vieron nadar frenéticamente y desparecer tragado por un remolino. Sin pensarlo más, los amigos se internaron en el agua para socorrerle, pero también el remolino los tragó
Cuando los vecinos del pueblo de los tres jóvenes acudieron a buscarlos al paraje de la laguna, sólo hallaron un sitio donde se levantaban tres columnas de piedra.

(Resumen y versión propia de historias recogidas de la red)

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lunes, 5 de diciembre de 2016

DIOSAS MADRE

En muchas mitologías existe una diosa suprema, considerada una especie de madre cósmica. Suele ser quien se ocupa de la concepción y del nacimiento de la tierra.
En muchos casos, su pareja (normalmente un dios del cielo) hacía que fuera fértil. Después solía crear su propio cuerpo, un lugar para que pudieran vivir los humanos. Por eso el nacimiento de la tierra y el parto humano se consideran similares.
Diosas como Gea de la antigua Grecia o Rangi, diosa maorí, representan a la Madre Tierra.

Al igual que el proceso del parto, la veneración de la diosa madre o diosa de la Tierra solía ser cosa de mujeres. Las devotas solían mantener en secreto sus rituales, y los hombres eran excluidos del templo o del santuario.

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sábado, 26 de noviembre de 2016

El Sillón del Diablo en Valladolid

Se  trata de una silla de madera de cedro, de respaldo de cuero y de brazos desmontables, que se encuentra en el Museo Arqueológico de Valladolid y de la que se dice que quien se sienta en ella muere a los dos o tres días.
La leyenda cuenta que es la silla donde se sentaba Andrés para escribir las enseñanzas que recibía del diablo en un pacto que mantenía con él, por el que recibía conocimientos en medicina para practicar autopsias a seres vivos.
Andrés era un joven portugués de 22 años que llegó a la Universidad de Valladolid a mediados del siglo dieciséis, para estudiar anatomía en la facultad de medicina. Andrés realizaba autopsias en el sótano de la casa en la que vivía a toda clase de animales vivos, de manera clandestina. Hubo una misteriosa desaparición de un niño de nueve años y de ningún modo se daba con su paradero. Los vecinos de Andrés oyeron gritos y llantos provenientes del sótano y lo denunciaron a las autoridades. Al parecer, el espectáculo ofrecido a los ojos, al abrir la puerta del sótano, fue sobrecogedor: sobre una mesa de madera estaba el niño descuartizado, junto con otros restos de animales.
La Inquisición condenó a Andrés a morir en la hoguera. Sus pertenencias fueron subastadas, así como la silla. Ésta nadie quiso adquirirla y fue llevada a la capilla universitaria, donde se mantuvo por tiempo antes de ser trasladada al Museo.

(Resumen personal de la información recogida en la red)

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jueves, 17 de noviembre de 2016


LAS 49 ASESINAS


Danao, rey de Egipto tenía 50 hijas y se peleó con su hermano que tenía 50 hijos. Temiendo por sus hijas, Danao se fue de Egipto y se estableció en Argos. Los 50 hijos de su hermano le dijeron que querían casarse con sus 50 hijas. Danao aceptó, pero receloso como estaba, dio una daga a cada una de sus hijas, las danaides, y les dijo que mataran a sus maridos en la noche de bodas. Esa noche, 49 de ellas mataron a sus esposos. Sólo una Hipermnestra, se apiadó de su esposo, Linceo, por haber sido muy amable con ella. Más tarde Atenea y Hermes purificaron y perdonaron a las 49 hermanas.

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martes, 8 de noviembre de 2016


La hija del conquistador (Referido a la Madre del Agua)

Con este título paso a resumir una bella leyenda encontrada en la red, que trata de explicar el origen de la que se ha dado  en llamar “La madre del Agua”:
En una expedición hacia el río Magdalena, los conquistadores españoles encontraron un poblado. El capitán hizo traer al cacique a su presencia para interrogarle. Éste era un joven hermoso, fornido y arrogante, que se negó a contestar. El capitán lo mandó azotar hasta que confesara dónde guardaba las riquezas.
El capitán tenía una hija bellísima de quince años y de ojos azules. Ella estaba contemplando la escena desde la ventana de su aposento y quedó impresionada ante la perfección del cuerpo del joven cacique. Al instante se enamoró de él y. Al observar que su padre se alejaba, corrió a solicitar al verdugo que lo pusiera en libertad. La dulzura de la niña ablandó al verdugo y accedió a su ruego. Cuando la muchacha se acercó al joven, éste miró sus ojos, su pelo dorado, la cogió de la mano y con ella se internó en el bosque. Huyeron hasta un lugar oculto, donde construyeron una choza, vivieron felices y tuvieron un niño precioso.
El paradero de los jóvenes enamorados fue descubierto por una nativa que en tiempos se sintió desdeñada por el joven cacique y, para vengarse, corrió a comunicar al capitán el lugar donde se escondían. El capitán acudió con sus soldados a su encuentro. Mandó amarrarlos a un tronco de un árbol junto al río, mientras arrebataba al niño de los brazos de su hija y lo arrojaba a la corriente del río, diciendo que no quería descendientes que manchasen su estirpe. A continuación  decapitó al joven cacique y todo en presencia de su hija para humillarla y hacerla volver sumisa a su lado. Ella, desesperada, enloqueció, se arrojó a la corriente y se ahogó.

Desde entonces cuenta la leyenda que se puede escuchar una tierna canción de cuna que, en las noches estrelladas, sale de las aguas. Es la canción con que la bella hija del capitán sigue buscando a su hijo, es la voz atormentada de la Madre del Agua.

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martes, 1 de noviembre de 2016

BELEROFONTE

Belerofonte era un joven que fue acusado de seducir a la esposa de Preto, rey de Argos. En realidad había sido Estenebea, la esposa, la que, enamorada de Belerofonte, le había pedido a éste una cita y como Belerofonte no aceptó, ella en venganza, lo acusó  de quererla seducir.
Preto lo envió a Yóbates, rey de Licia para que éste lo matara, pero en vez de eso, Yóbates mandó a Belerofonte a que matara a la Quimera, suponiendo que la Quimera acabaría con él.
La Quimera era un monstruo terrible, en parte león, en parte cabra y en parte serpiente, que estaba aterrorizando a su pueblo. La diosa Atenea ayudó a Belerofonte dándole un caballo alado, llamado Pegaso, para que se alzara sobre la Quimera y la matara.

Después de matarla, Belerofonte se volvió ambicioso y quiso ascender con Pegaso hasta el Olimpo. Cuando se enteró Zeus se enfureció, hizo que Pegaso lanzara a su jinete y Belerofonte murió por las heridas que sufrió en la caída.

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