lunes, 28 de enero de 2019


Mitra

Era un dios romano conocido como el sol invencible. Era el centro de un misterioso culto masculino que prometía una vida nueva tras la muerte y que seguían sobre todo los soldados romanos. Lo veneraban en templos subterráneos llamados mitras. Los iniciados juraban guardar el secreto de sus ritos.
Cuanto se sabe de Mitra es que la creación estaba en peligro a causa de la sequía, cuando de una roca surgió un nuevo dios, Mitra, para tomar el control del cosmos. Lanzó una flecha y brotó un manantial que sació la sed del mundo. Luego atrapó a un toro que había estado absorbiendo la humedad de la luna y lo sacrificó. Con su sangre revivieron los animales y las plantas.

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miércoles, 23 de enero de 2019


La leyenda de la  Mojana

Es una leyenda colombiana. Se trata de una mujer que vive en una casa de piedra, debajo del agua. Es pequeña y de cabellos dorados tan largos que le llegan hasta los pies. Rapta a los niños que se bañan, excepto a aquellos que llevan un cordón especial amarrado a su cintura.
Según se cuenta, el origen de esta leyenda está en lo que sucedió a un matrimonio que vivía en Cartagena de Colombia.
Parece ser que tuvieron un hijo y desde su nacimiento, la esposa puso todo su cuidado y atención en él, descuidando la atención a su marido. Éste se cansó de ser rechazado y, dominado por los celos, mató a su esposa. Cuando la mujer gritó al ser herida, el niño, que estaba sentado en el brocal del pozo, cayo adentro.
Desde ese día en las casas con pozo suele aparecer una mujer peinándose los cabellos, que hipnotiza a los niños y los arroja al pozo, al comprobar que no se trata de su propio hijo.

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viernes, 18 de enero de 2019


Claudia Quinta

Era una vestal que había sido acusada falsamente de romper sus votos y quería demostrar su inocencia.
Cuando la piedra sagrada de Cibeles fue llevada a Roma, toda la ciudad, incluidas las vestales, acudieron a la boca del Tíber para recibir a la diosa. Su barca se quedó varada en aguas poco profundas, lo que aprovechó Claudia quinta para bajar a ella y rogar a Cibeles que le ayudara.
Claudia Quinta se quitó la fina faja de su cintura, la ató a la maroma del remolque y tiró de ella suavemente. Asombrosamente, la barca salió del barro y Claudia pudo llevar a la diosa a la ciudad sin ayuda, lo que demostró su inocencia.


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sábado, 12 de enero de 2019





Borenia - Leyenda del Bierzo


El joven general Carsio estaba perdidamente enamorado de la bellísima hija de Medulio: Borenia. Después del desastre que sufrieron las legiones de su mando, Carisio juró vencer a los astures y conseguir el amor de la hermosa doncella. Alrededor del Tejo, los guerreros celtas celebraron su ritual de guerra, implorando protección y fortaleza a los espíritus de sus antepasados. Poco después se produjo el inevitable enfrentamiento. Se desató la terrible batalla y Medulio murió por un rayo, que a la vez fundió sus tesoros y los esparció en pepitas en la masa granítica de la montaña. Borenia huyó al bosque como le había dicho su padre y allí esperó y esperó llena de incertidumbre y angustia. Carisio fue a su encuentro y la engañó diciéndole que habían firmado la paz. Con la alegre noticia la muchacha se dejó seducir por el apuesto Carisio. A la mañana siguiente Borenia regresó a su pueblo. Ante sus atónitos ojos, observó aterrorizada que su pueblo ha sido sometido y esclavizado por los romanos. Tanto lloró Borenia que sus lágrimas inundaron poco a poco aquel valle, hasta formar un lago cuyas aguas arrastraron su cuerpo hasta el fondo, mientras que su espíritu se transformó en una ondina: la ondina Caricea. Desde entonces, allí habita el espíritu de Borenia y no son pocos los que aseguran haberla visto peinando sus cabellos dorados a la orilla del lago en las noches de San Juan.

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lunes, 7 de enero de 2019


Atalanta e Hipómenes

Un día la cazadora Atalanta y su esposo Hipómenes se refugiaron en una cueva sagrada del templo de Cibeles e hicieron el amor, profanando el santuario.
Las imágenes de los dioses desviaron la mirada para no ver la profanación, pero la diosa Cibeles convirtió a los amantes en leones, los domó y los arreó a su carro.

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martes, 1 de enero de 2019


La Tortuga en la trampa del Leopardo  (Camerún)

El Leopardo estaba sembrando un día su maíz... El maíz creció y estaba tan hermoso, tan granadas las espigas que doña Tortuga se retorcía de envidia. No resiste la tentación y se dirige al campo del Leopardo. Coge un cesto de maíz y se escapa a toda prisa.
Ya en su casa, lo tuesta y come con Ñambibalé, su esposo, y sus hijos.
Al día siguiente, al ponerse el sol, hora en que se sabe que el Leopardo sale de la plantación, vuelve ella con su cestillo.
Y así lo hace durante una luna. El leopardo, cansado de ver cómo le roban todo el maíz, cava una trampa en los linderos del campo, la tapa con grandes palmas de cocotero y deja encima una ligera capa de hongos que, como se sabe, gustan mucho a la Tortuga.
La Tortuga llega, huele los hongos, y cae en la trampa.
Sobre ella pasa el Mono, en la floresta de mangos.
-¡Mono, hermano. Tú ni siquiera sabes andar..., baja por aquí, vamos a luchar, para ver cuál de los dos sabe mejor hacer las cosas.
-Eso querrías tú..., que yo bajara a esa cueva..., pero el Leopardo no me atrapa a mí. ¡Adiós, mentirosa!
Después pasó el León y doña Tortuga le hizo la misma propuesta y él contestó lo mismo que el Mono.
Y lo mismo pasó con el Hipopótamo y el Elefante.
Al fin llegó el Rinoceronte, con su macizo cuerno, roncando y pisoteando la tierra. Éste se deja engañar y baja a la cueva muy rabioso, dispuesto a luchar con la Tortuga, que le ha insultado tan insolentemente.
La Tortuga propone enseguida:
-Si es verdad que eres valiente, como todos dicen, levántame y lánzame allá arriba.
El Rinoceronte la manda volando por los aires, como si fuera un muñeco. La Tortuga, cuando se vio a salvo, le dijo:
-Escucha, Rinoceronte, hermano. Tú llenas esa cueva mucho mejor que yo; así que quédate en ella..., yo me voy a mis asuntos...
Y, dicho esto, se dirigió corriendo a casa del Leopardo.
-¡O Ze matat! Escucha, Leopardo, hermano. De seguro que era el Rinoceronte quien te robaba el maíz. Coge tus lanzas y ve a verlo.
El Leopardo encontró al Rinoceronte roncando cada vez más fuerte...; le dio tantos lanzazos que lo mató...

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