La Fiesta de Todos los santos (Leyenda celta)

Cuenta la leyenda que, en víspera de Todos los Santos, un joven llamado Hugh King, estaba pescando cuando vio pasar por el camino una gran multitud de hombres y mujeres con enormes cestas de alimentos, cantando y riendo. Vio cómo le hacían señas para que se uniera a ellos y el joven no lo pensó más y se fue con ellos, pues iban de fiesta, no cabía duda.

La comitiva se paró en medio del bosque y allí tuvo lugar la fiesta más animada que jamás tuvo ocasión de presenciar. Comió, cantó y bailó durante horas hasta el cansancio. Recostado en un árbol vio venir hacia él un hombre de piel oscura y elegantemente vestido que le preguntó ¿Sabes quiénes son toda esta gente? ¿Estás seguro de no haberlos visto antes? Entonces Huhh empezó a fijarse en los rostros de aquellas personas y, asombrado, descubrió que aquellos rostros pertenecían a las personas de su pueblo que habían muerto antes. Horrorizado, quiso escapar del lugar, pero no pudo, pues, puestos en circulo todos aquellos hombres y mujeres, se lo impidieron. Hugh cayó al suelo desmayado.

Al día siguiente se despertó en medio de un círculo de piedras. De regreso a casa comprendió que había asistido sin querer a la celebración de la fiesta anual de Todos los Santos, la única noche en que salen de su encierro.

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