jueves, 19 de julio de 2018


Las vestales

Los romanos veneraban a Vesta en sus hogares y también en el templo circular que había en el centro de la ciudad de Roma. Allí, en su honor se mantenían encendida una llama que unas jóvenes sacerdotisas, llamadas vestales, cuidaban de que no se apagara. Si la llama se apagaba, las vestales eran azotadas y obligadas a volver a encenderla.
Estas mujeres vivían en una casa cerca del templo y servían en él durante treinta años, tras los cuales regresaban a la vida normal. Se les consideraba seres sagrados y si perdían la castidad eran encerradas en un subterráneo sin comida hasta que morían.
Eran vigiladas por una gran sacerdotisa, la “Pontifex Maximus”. Tenían derecho al voto y a la propiedad, lo que no tenía ninguna otra mujer.

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