Las brujas

Se dice de ellas que:

No hay que creer en ellas paro “haberlas haylas”.

Son viejas y muy feas, desgreñadas, vestidas de negro con ropas remendadas y rotas. Llevan un sombrero cónico y caminan encorvadas.

Vuelan por las noches en palos de escobas o por medio de unas alas que salen de sus senos.

Pueden caer de sus vuelos si antes han comido algo con sal.

Toman la apariencia de murciélago y a veces de gallina, gato o serpiente.

Tienen pacto con el diablo con el que se reúnen en asambleas, aquelarres y orgías, en días señalados y en parajes en las profundidades de los bosques.

Ríen a carcajadas, asustando a las gentes y chupan la sangre de los niños y a veces, los secuestran.

Para contrarrestar sus acciones hay que poner una escoba detrás de la puerta o llevar flor de ruda en el bolsillo o poner en la cama ajos, granos de arroz y de cebada.

El método para cazarlas es tirar sal por la casa, mezclada con pimienta.

Chilla un gato en su estómago cuando mueren.

Fueron satanizadas,  perseguidas y ejecutadas, sobre todo en Europa, desde el siglo XIV hasta el XVIII principalmente. Se dice que en este tiempo más de medio millón de brujas fueron ejecutadas.

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