Las cataratas del Iguazú
(Leyenda Guaraní, tomada de la
red)
Cuenta la leyenda que hace muchos años, habitaba el río Iguazú,
una enorme y monstruosa serpiente cuyo nombre era Boi. Los indígenas guaraníes
debían una vez por año sacrificar una bella doncella y entregársela a Boi,
arrojándola al río.
Para esta ceremonia se invitaba a todas las tribus guaraníes,
aún a las que vivían más alejadas. Fue así que un año llego al frente de su
tribu, un joven cacique cuyo nombre era Tarobá; el cual al conocer a la bella
doncella india, que ese año estaba consagrada al sacrificio y cuyo nombre era
Naipí, se reveló contra los ancianos de la tribu y en vano intentó convencerlos
que no sacrificaran a Naipí. Para salvarla sólo pensó en raptarla y la noche
anterior al sacrificio cargó a Naipí en su canoa e intentó escapar por el río.
Pero Boi que se había enterado de esto, se puso furiosa y su furia fue tal que
encorvando su lomo partió el curso del río formando las cataratas, atrapó a
Tarobá y a Naipí.
A él lo transformó en los árboles que hoy podemos ver en la
parte superior de las cataratas y a la cabellera de la bella Naipí en la caída
de las mismas.
Luego se sumergió en la Garganta del Diablo, y desde ahí vigila
que los amantes no vuelvan a unirse... pero, sin embargo, en días de pleno sol,
el arco iris supera el poder de Boi y los une...
Imagen:https://www.google.com
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