Píramo y Tisbe

Tanto en la mitología griega como en la romana se narra la historia d estos dos amantes. Dice la leyenda que eran dos jóvenes babilonios que vivían en viviendas vecinas, solo separadas por un muro. Se amaban en contra de la voluntad de sus padres, de modo que tenían prohibido relacionarse. Lo hacían por signos y miradas. Descubrieron que el muro de separación tenía una grieta y empezaron a comunicarse a través de ella a hablarse y a enamorarse cada día más.

Un día acordaron huir cuando llegara la noche y encontrarse junto al monumento de Nino, donde había una fuente y un moral de moras blancas. Tisbe llegó primero y vio que una leona estaba bebiendo en la fuente después de volver de una sangrienta cacería. Tisbe quiso huir pero en su carrera dejó caer el velo. La leona, jugueteando con el velo lo manchó de sangre de la víctima que había devorado en su caza. Tisbe se escondió detrás de una roca, esperando a Píramo. Cuando éste llegó descubrió el velo manchado y creyendo que la leona había matado a Tisbe, se clavó su puñal en el vientre, tiñendo de rojo con su sangre los frutos del moral. Cuando Tisbe salió de su escondrijo, vio a su amado tendido en el suelo con el puñal clavado y ella, desesperada, sacó el puñal del vientre de Píramo y se lo clavó a sí misma.

Termina el mito diciendo que sus cuerpos fueron incinerados, que fueron guardadas sus cenizas en la misma urna por voluntad de sus padres, y que son rojos los frutos de la morera desde entonces.

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