Acontio
Un joven de la isla de Ceos, acudió
en cierta ocasión a las fiestas de Delos y allí vio a una muchacha bellísima,
acompañada de su nodriza, y se quedó prendado. Se enteró de que se llamaba
Cidipe y la siguió hasta el templo de Artemis. Allí vio que la joven estaba
sentada contemplando el sacrificio y se le ocurrió grabar en la corteza de un
membrillo lo siguiente: “Juro por el templo de Artemis que me casaré con
Acontio”. Después, desde la distancia, le arrojó el membrillo a los pies de
Cidipe. Lo recogió la nodriza y se o dio a la muchacha y ésta lo leyó en voz
alta. Al momento cayó en la cuenta de que había pronunciado un juramento, se
sonrojó y tiró lejos el membrillo.
Acontio volvió a su isla enamorado de
Cidipe. Mientras tanto, cuenta el mito que el padre de la muchacha por tres
veces preparó para su hija un casamiento con pretendientes elegidos por él y por
tres veces no pudieron llevarse a cabo a causa de que Cidipe enfermaba tan
pronto como comenzaban las fiestas del casamiento.
Consultado el oráculo de Delfos, el
dios comunicó al padre de Cidipe que ésta había formulado un juramento ante la
diosa Artemis y que ésta no permitiría que Cidipe se casara si no era con
Acontio. Y así fue cómo la ocurrencia que tuvo el muchacho tuvo un final feliz,
pues el padre de Cidipe accedió a que su hija se casara con él.
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