Los Aluxe
En la tradición maya se cuenta que los antiguos pobladores
creaban con barro unos “hombrecillos”, de apenas dos palmos de estatura, sobre
los que derramaban algunas gotas de sangre, y a los que colocaban escondidos
junto a los sembrados de maíz, con la finalidad de que cuidaran de estos
sembrados. Según cuentan las leyendas, estos duendecillos custodiaban las
cosechas contra los animales y los ladrones, tirándoles piedras si pretendían
entrar.
Cuando moría el agricultor que los había credo, los Aluxe
quedaban al servicio del Señor de Maíz. Y cuando la propiedad que custodiaban
cambiaba de dueño, éste debía de ganarse la benevolencia de los pequeños
“hombrecillos”, ofreciéndoles comidas y oraciones. De lo contrario se exponían
a ser víctimas de sus maldades en forma de apedreamientos, de no dejarles
dormir, de maltrato a sus animales o de asustar a sus niños.
Como estos seres viven cientos de años, cada vez que la
propiedad cambiaba de dueño, se había de repetir el mismo rito, intentando
ganarse el favor de estos duendecillos.
Imagen:https://www.google.com/
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