BRAN
Era
un irlandés que un día organizó un banquete en su salón. Después de un rato
salió fuera al aire fresco y se sentó. Entonces oyó una música y se durmió.
Cuando despertó encontró una rama de manzana florecida junto a él.
Una
extraña mujer surgió de la nada y empezó a cantar una canción en la que
describía cómo un grupo de extraños viajaba al lugar donde crecía el manzano y
seguía diciendo que si emprendían ese viaje, nunca conocerían la enfermedad ni
la muerte.
LA ISLA DE LA ALEGRÍA
Bran
reunió un grupo de treinta hombres y emprendió el viaje. Dos días y dos noches
después se encontraron con un dios del mar que llevaba las olas en un carro
tirado por caballos y les orientó.
Primero
llegaron a la isla de la Alegría. Desde el barco vieron a unas personas que
reían y cuando les hicieron algunas preguntas, estas personas reían todavía
más. Uno de los hombres de Bran le pidió permiso para quedarse allí. Bajó del
barco y empezó a reír y no quiso volver al barco.
LA ISLA DE LAS MUJERES
Desembarcaron
después en la isla de Las Mujeres. Allí se vivía en paz y felicidad y parecía que se
quedarían para siempre. Pero, después de un año, empezaron a sentir nostalgia y
decidieron volver a Irlanda.
Cuando
les dijeron a las mujeres que se iban a casa, éstas les aconsejaron que
recogieran a su compañero en la isla de la Alegría, pero que no se les
ocurriera volver a pisar suelo de Irlanda.
EL REGRESO
En
la isla de la Alegría recogieron al compañero y tras dos días más llegaron a la
costa de Irlanda. Desde el barco vieron a algunas personas que les miraban.
Bran les dijo quiénes eran y aquellos hombres se mostraron muy extrañados, pues
decían que habían oído historias sobre un hombre llamado Bran, que se había ido
de Irlanda hacía cientos de años.
Entonces
comprendieron que, aunque habían creído que llevaban un año fuera, en realidad,
llevaban siglos.
Uno
de los hombres de Bran saltó del barco para abrazar a sus compatriotas, pero en
cuanto puso el pie en la playa, se convirtió en polvo. Horrorizados Bran y los
suyos, cayeron en la cuenta del consejo de las mujeres de la isla. Así que partieron
mar adentro de nuevo y nunca más se les volvió a ver.
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