Ave Fénix
Es un ser mitológico propio de las culturas orientales y
del norte de África. Especie de águila, con plumaje incandescente de colores rojizos y anaranjados. Cada
quinientos años se consume ardiendo para volver a resurgir de sus propias
cenizas. En los distintos mitos simboliza la resurrección o la reencarnación,
la inmortalidad y el poder purificador
del fuego.
Parece ser que el mito nació en Egipto y era a la ciudad
de Heliópolis donde el Fénix volvía cada quinientos años, trasladando el cuerpo
de su padre difunto desde la Arabia hasta el templo del Sol. Según cuenta
Heródoto, metía el cadáver de su padre en un huevo de mirra y así lo
transportaba.
En el mito cristianizado se cuenta que el Fénix vivía en
el Paraíso y anidaba en un rosal, al lado del Árbol de La Ciencia. De la espada
del ángel que desterró a Adán y Eva surgió una chispa que incendió al Fénix en
su nido. Pero como fue el único animal que no comió del fruto prohibido,
adquirió como premio el don de la inmortalidad, de ahí el poder resurgir de sus
cenizas.
Cada quinientos años, el ave Fénix construía su nido con
hierbas aromáticas, ponía un huevo, lo empollaba durante tres días y el Fénix
ardía. Del huevo surgía el ave Fénix de nuevo, siempre la misma, hasta los
próximos quinientos años.
Otra variante del mito, hace renacer del fuego al ave
Fénix como una oruga que se transforma en mariposa y más tarde en águila.
Hay otras muchas variantes del mismo mito. El “Fénix
chino”, por ejemplo, se representa con cuello de serpiente y cuerpo de pez.
Imágenes: https://www.google.es
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