martes, 15 de julio de 2014

JÚPITER



Cuando los romanos conquistaron el pueblo etrusco adoptaron su dios Tinia con el nombre de Diospiter o Júpiter (padre del cielo). Después, cuando conquistaron Grecia le añadieron algunas características de Zeus.
Era la suprema deidad romana, la fuente de todo poder, el dios del cielo y de la luz del día.
Esta práctica de adoptar los dioses de los pueblos conquistados era habitual en la antigua Roma. De modo que los romanos después de sus conquistas, adoptaron la mayoría de los dioses de los pueblos conquistados, especialmente los de los pueblos itálicos y griegos, romanizándolos.

 
Dioses romanos y sus homólogos griegos:

El homólogo griego del dios romano de la curación, Esculapio, era Asclepio.
El del sol, Apolo, era Apolo. No tenía equivalente romano, aunque literatos posteriores hacían referencia a él como Febo.
El del vino, Baco, era Dionisio
Ceres, la diosa romana de la cosecha era la griega Deméter.
El homólogo griego del dios romano del amor, Cupido, era Eros.
Diana, la diosa romana de la caza, era la griega Artemisa.
Juno la consorte de Júpiter, era en Grecia Hera, consorte de Zeus.
Júpiter, el supremo dios romano, ya hemos dicho que en Grecia fue Zeus.
Marte, el dios romano de la guerra tuvo a Ares como homólogo en Grecia.
Mercurio, el dios romano de los negocios, era Hermes en Grecia.
Minerva, la diosa romana de la sabiduría, era Atenea en Grecia.
Neptuno, dios romano del mar, fue en Grecia Poseidón.
La diosa romana del amor, Venus, tuvo en gracia su homóloga en Afrodita.
La diosa del hogar en Roma fue Vesta y en Grecia Hestia.
Vulcano, el dios romano del fuego, en Grecia era Hefesto.

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