La Cierva de Cirinea

Según la mitología griega, era un ser fantástico con pezuñas de bronce y cornamenta de oro. Era una de las cinco ciervas que la diosa Artemisa había intentado capturar para uncirla a su carro, y fue la única que había logrado escapar.

El cuarto trabajo que el rey de Micenas, Euristeo, había mandado a Heracles era que capturara a la Cierva y se la trajera. Heracles persiguió a la Cierva día y noche durante un año, per era ésta tan veloz que las flechas de Heracles no podían alcanzarla. En su persecución, llegaron al país de los Hiperbóreos y allí Heracles la capturó mientras abrevaba en una fuente y se la llevó a Euristeo.

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