La llorona

 

Es una leyenda que está en la tradición de todos los países prácticamente y con varias versiones en cada uno de ellos. Quizá la más conocida sea la siguiente versión mexicana.

En esta leyenda se cuenta que, cuando llegaron los españoles a estas tierras, una joven indígena tuvo un romance con un caballero español. De esta relación llevada en secreto nacieron tres niños que fueron cuidados amorosamente por la madre.

Con el tiempo y, por el bien de los niños, la mujer pidió insistentemente al caballero la formalización de esta relación, pero él no aceptó por miedo a perder la consideración entre la clase social a la que pertencía.

No sólo desoyó la petición de la mujer, sino que se casó con una dama española de su mismo estatus social. Cuando la mujer indígena se enteró, se dolió tanto, que tomó a sus tres hijos y abrazada a ellos se sumergió en el río para morir ahogados.

La leyenda concluye diciendo que, desde entonces,  abrumada por un doloroso sentimiento de culpa, sale a la superficie y llora amargamente por sus hijos. Quienes la han visto dicen que es una mujer delgada, vestida de blanco  que vaga por las noches y oprime el corazón de quien oye su lamento desgarrado

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Acrisio

Fue rey de Argos. Desde el vientre de su madre mantuvo una lucha constante con su hermano gemelo Preto, que se prolongaría durante toda la vida. Cuando murió su padre el  rey, los dos hermanos decidieron reinar de forma alternativa, pero Preto sedujo a Danae, hija de Crisio y por tanto sobrina suya y fue desterrado. Pasado un tiempo, Preto volvió con un ejército y peleó contra su hermano. Al no decantarse la victoria por ninguno de los dos lados, los hermanos decidieron dividir el reino: Acrisio gobernó en Argos y Preto en Tirinto.

Acrisio tenía a su hija Danae pero deseaba tener un hijo. Consultado el oráculo le vaticinó que no tendría hijos, pero sí un único nieto que le causaría la muerte. Para que el vaticinio no se cumpliera, encerró a su hija Danae en una torre. Pero Zeus se enamora de Danae y desciende a ella en forma de lluvia dejándola embarazada de Perseo (otra versión, como hemos visto, dice que fue Preto quien la sedujo). Cuando Acrisio se enteró del nacimiento de su nieto, lo metió junto con su madre en un  cofre y lo lanzó al mar. Por la mediación de Zeus, el cofre fue rescatado por un pescador de la isla de Séfiro, quien acogió en su casa al niño y a su madre.

Pasado el tiempo, las circunstancias hicieron que abuelo y nieto acudieran, por separado y sin sabe el uno del otro, a la celebración de unos juegos en Larisa. El nieto, Perseo era un participante de los juegos y, en un lanzamiento de disco,  quiso el destino que el disco impactara en la cabeza de Acrisio, causándole la muerte y cumpliéndose el oráculo.

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 Iara

 

Con este nombre es conocida, en la tradición brasileña, a la que en la tradición de otros países es conocida como Madre del Agua.

Se trata de una sirena que se baña en los ríos y que atrae irresistiblemente a los hombres con su canto melódico. Una vez seducidos, los lleva al fondo. Allí la mayoría de los hombres muere y los que vuelven a la superficie quedan locos para siempre.

Hay una tradición que explica el origen de Iara, diciendo que era una joven india, hija de un chamán y preferida por éste entre todos los hermanos. De tal modo era la preferida que sus hermanos tenían celos y decidieron darle muerte mientras dormía, Iara, sin embargo, los oyó venir y fue ella quien los mató para defenderse, huyendo después por temor al castigo de su padre. Su padre la mandó buscar y, en efecto, una vez encontrada, fue arrojada al río. Desde entonces, termina la leyenda diciendo que,  las noches de luna llena, Iara sale a la superficie convertida en hermosa sirena y canta dulces melodías que cautivan a los hombres que la escuchan.

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Pigmeos

El nombre viene del griego “pygme” (puño), medida pequeña de longitud. Desde antiguo se les representa de manera más bien cómica luchando contra las grullas, montados en cabras y armados con palos. Un mito helénico habla de una mujer pigmea, Oinoe, que fue transformada en grulla por no venerar a la diosa Hera. Oione sobrevolaba sobre el poblado buscando a su hijo, y los pigmeos la espantaban con palos.

Según el mito, descendían de Pigmeo, un nieto de Épafo, rey de Egipto e hijo de Zeus. Se dice que cuando Heracles fue a Egipto, los pigmeos lo atacaron. Estando dormido, lo ataron con cuerdas y, mientras todo un ejército atacaba su  mano izquierda, otros dos ejércitos atacaban su mano izquierda. Termina el mito diciendo que Heracles despertó y metió a todos los pigmeos en una piel de león que le regaló a Euristeo, el rey de la Argólida a quien Heracles debía realizar los famosos diez trabajos, siguiendo el oráculo de Delfos.

Los distintos mitos sobre los pigmeos, hablan de ellos, como hombres de cortísima estatura, de vida corta, que montaban en caballos diminutos, que vivían en cuevas.

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Uxmal y su rey enano

 

Cuenta una leyenda maya cómo un enano, hijo de una bruja y de un huevo de gallina, llegó a ser rey de la ciudad de Uxmal.

Parece ser que una bruja envolvió un huevo de gallina y de él salió un niño que dejó de crecer cuando tenía un año. Este nenano pronto causó la admiración de todos por su gran talento.

Un día, el niño enano observó que la bruja no se separaba del fogón y sospechó que allí se encerraba algún secreto. Como la bruja sólo salía de su choza para traer agua, el enano hizo un agujero en el fondo del cántaro, para que la bruja tardara mucho tiempo en regresar a casa, tratando inútilmente de llenarlo. Ese día, el enano escarbó en el fogón y encontró un tunkul y una sonaja y se puso de inmediato a tocarlos. El sonido se escuchó por todos los alrededores.

Cuando el rey de Uxmal oyó el sonido del tunkul, recordó una profecía antigua que aseguraba que cuando se oyese el sonido del tunkul, el que lo estuviera tocando se apoderaría del trono y mandó a sus sirvientes a buscar al tocador.

Cuando el rey tuvo al enano frente a frente  le propuso la siguiente prueba, creyendo que el enano no sería rival y que podría deshacerse de él con facilidad: aquel que fuera capaz de soportar sobre su cabeza que la machacasen todos los cocoyoles que cuatro canastas pudiesen contener, sería el dueño del trono.

El enano aceptó y la bruja le colocó oculta  bajo el cuero cabelludo una placa de piedra. Llegó el día señalado y el enano fue el primero en someterse a la prueba que soportó sin dificultad. El rey se asombró, se llenó de miedo y al tercer golpe sobre el cocoyol en su cabeza, murió.

Termina la leyenda afirmando que el enano fue un buen rey por un tiempo, pero que después fue castigado por los dioses por haber intentado crear un nuevo dios y por haber llevado a los habitantes de Uxmal a venerarlo. Los dioses enviaron guerreros que mataron al enano y destruyeron la ciudad.

En cuanto a la bruja cree el pueblo que vive todavía junto a una fuente tratando de llenar inútilmente su cántaro de agua.

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