El súpay
Es un ser del mundo de los muertos o de los infiernos en
la mitología aimara, a quien los indígenas daban culto para evitar que les
hiciera daño. Después de la conquista, el cristianismo lo tomó como figura del
diablo.
Suele representarse como un jinete vestido de negro con
espuelas y adornos de oro, que se presenta en las noches al viajero, le rinde
homenaje con canciones acompañándose de una guitarra, le ofrece un opíparo
banquete, para prometerle después riquezas y honores a cambio de su alma.
Otras veces se le identifica como un remolino o viento
impetuoso que arrasa cuanto encuentra a su paso.
Suele identificársele también como un enano travieso que
aparece a la hora de la siesta por los caseríos para llevarse a los niños y
fabricar con sus cuerpos pócimas para le hechicería.
Otras veces aparece como un pobre hombre, vestido con
pieles de oveja o como un viejo filósofo que pasea por los campos ensimismado
en sus pensamientos. También, como un macho cabrío.
De cualquiera de las formas que aparezca o se le
represente, siempre es causante del mal, tanto para la naturaleza en forma de
sequías o inundaciones, como para el hombre en forma de pestes o maleficios.
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