La dama de Benamor
Según una leyenda murciana, Brnamor es un lugar en el que dentro
de una cueva y custodiada por un siervo fantasmal, se halla el alma de
Ordelina, una joven condesa de la Edad Media. Allí la dejó el espíritu furioso
de su padre muerto, al ver cómo su hija, desoyendo sus consejos, se casó con el
rival del noble Sigiberto, con quien la había prometido. Esto ocurría la víspera
de un día de San Juan, y ese día cada año es cuando la joven recluida podía
salir durante unas horas. Durante generaciones siempre alguien testificó haber
visto deambular por las cercanías del lugar, un espectro en la noche de San
Juan, despareciendo con las primeras luces del día.
Pasaron los siglos y en el XV, una hermosa joven, hija del
comendador, que habitaba cerca de Benamor, fue solicitada en matrimonio por don
Pedro López de Vollora. Ella, caprichosa como era, pidió que le trajera el
collar de perlas con el que se decía que paseaba el espíritu de Ordelina las
noches de San Juan, como prueba de su amor.
Dice la leyenda que don Pedro acudió a la cueva una noche de
San Juan y encontró flotando a una dama pálida a la que le contó que necesitaba
su collar de perlas. La dama escuchó su historia y le invitó a pasar dentro de
la cueva. La mujer abrió un cofre, sacó el collar y se lo entregó. Al cogerlo
el esclavo fantasmal, que custodiaba el lugar, con una voz fría le avisó de que
nada saldría de cuanto allí había. Don Pedro lo acometió con la espada y, al
instante una nube de humo lo envolvió axfisiándole, mientras oía el llanto de
la mujer.
Unos pastores, al día siguiente, se encontraron el cuerpo si
vida de Don Pedro y lo llevaron al pueblo. Entonces la caprichosa joven hija del
comendador se sintió culpable y, según la leyenda, quedo muda para siempre.
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