El pájaro Cu
En tiempos remotos, cuando los pájaros hablaban y gobernaba
el dios Tonatiuh, el pájaro más feo, el
que tenía el plumaje más horrible, era
el pájaro cu y éste no cesaba de lamentarse por ello. El águila consultó con la
sabia lechuza acerca de cómo solucionar el problema del pájaro Cu y a ésta se
le ocurrió la idea de que cada pájaro se desprendiese de una pluma para cubrir
el cuerpo del pájaro cu. El águila convocó a todos los pájaros, les propuso la
idea y éstos aceptaron, a cambio de que
el pájaro cu aceptase, a su vez, la responsabilidad de ser el mensajero de las
aves. El pájaro Cu aceptó el compromiso y así pudo cubrirse Cu con plumas de
distintos colores. Desde entonces era el
pájaro más bello. Contento con el cambio, se pasaba los días contemplándose y
pronto se olvidó de sus obligaciones. Cuando el águila comunicó al pájaro Cu
que convocase al resto de las aves, éste no le hizo caso y el águila, al ver
que no acudían los pájaros, les echó la culpa y ella misma los reunió a
picotazos. Los pájaros protestaron tanto y armaron tal algarabía que el dios
Tnatiuh se despertó y, enfadado, les privó del habla y les dejó sólo con la
facultad de graznar.
Tal sigue siendo hoy la indignación de los pájaros que tanto
la lechuza como el pájaro Cu no pueden salir de día por temor a ser picoteados
por el resto de las aves.
Otra versión dice que todos los pájaros dieron una pluma al
pájaro Cu, menos la lechuza. Por eso, los pájaros la persiguen a picotazos y
ella sólo se atreve a salir por la noche, cuando aquellos duermen.
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