La Tortuga en la trampa del Leopardo (Camerún)
El Leopardo estaba sembrando un día su maíz... El maíz
creció y estaba tan hermoso, tan granadas las espigas que doña Tortuga se
retorcía de envidia. No resiste la tentación y se dirige al campo del Leopardo.
Coge un cesto de maíz y se escapa a toda prisa.
Ya en su casa, lo tuesta y come con Ñambibalé, su esposo,
y sus hijos.
Al día siguiente, al ponerse el sol, hora en que se sabe
que el Leopardo sale de la plantación, vuelve ella con su cestillo.
Y así lo hace durante una luna. El leopardo, cansado de
ver cómo le roban todo el maíz, cava una trampa en los linderos del campo, la
tapa con grandes palmas de cocotero y deja encima una ligera capa de hongos
que, como se sabe, gustan mucho a la Tortuga.
La Tortuga llega, huele los hongos, y cae en la trampa.
Sobre ella pasa el Mono, en la floresta de mangos.
-¡Mono, hermano. Tú ni siquiera sabes andar..., baja por
aquí, vamos a luchar, para ver cuál de los dos sabe mejor hacer las cosas.
-Eso querrías tú..., que yo bajara a esa cueva..., pero
el Leopardo no me atrapa a mí. ¡Adiós, mentirosa!
Después pasó el León y doña Tortuga le hizo la misma
propuesta y él contestó lo mismo que el Mono.
Y lo mismo pasó con el Hipopótamo y el Elefante.
Al fin llegó el Rinoceronte, con su macizo cuerno,
roncando y pisoteando la tierra. Éste se deja engañar y baja a la cueva muy
rabioso, dispuesto a luchar con la Tortuga, que le ha insultado tan
insolentemente.
La Tortuga propone enseguida:
-Si es verdad que eres valiente, como todos dicen,
levántame y lánzame allá arriba.
El Rinoceronte la manda volando por los aires, como si
fuera un muñeco. La Tortuga, cuando se vio a salvo, le dijo:
-Escucha, Rinoceronte, hermano. Tú llenas esa cueva mucho
mejor que yo; así que quédate en ella..., yo me voy a mis asuntos...
Y, dicho esto, se dirigió corriendo a casa del Leopardo.
-¡O Ze matat! Escucha, Leopardo, hermano. De seguro que
era el Rinoceronte quien te robaba el maíz. Coge tus lanzas y ve a verlo.
El Leopardo encontró al Rinoceronte roncando cada vez más
fuerte...; le dio tantos lanzazos que lo mató...
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