"LA
ALONDRA"
Un día, ya para llegar el otoño, llego volando y se posó
en mi ventana una ave, de feo aspecto, nada en ella había que pudiera llamar mi
atención, añadido a su fealdad su cuerpo maltrecho se notaba herido.
Sentí una inmensa ternura nacer dentro de mí y la llame;
la acaricie y ella sumisa y mansa empezó a entonar un hermosa melodía aunque
llena de tristeza, era como si por medio de esa melodía tratara de decirme lo
que le acontecía.
Al escuchar su canto le pregunté: ¿quién eres? ¿De dónde
vienes? Y me respondió – soy una alondra, (debo aquí confesar que dado mi
escaso conocimiento, no hubiese podido diferenciar una alondra de cualquier
otro tipo de aves), -y he volado desde el mundo de las aves, buscando un
refugio donde poder descansar. - Me quede extasiada contemplándola mientras
seguía escuchando su hermoso canto.
La pobre alondra cayo de pronto exhausta y al observarla
con más atención pude ver que llevaba una de sus alas rotas y desplumada, pude
imaginar, el inmenso dolor que sufría, un dolor tan intenso que apenas podía
contenerlo en su mutilado cuerpecito.
Con delicadeza, la tomé entre mis manos, era tan frágil y
delicada que apenas cabía dentro de una de mis manos, lave sus heridas y vende
su ala rota, y la deje sobre un mullido cojín para que reposara y vi de pronto
en el fondo de sus hermosos ojos negros, dos lágrimas suspendidas y una mirada
profunda cargada de agradecimiento.
“Hermosa, alondra” –le dije; ¿quién se ha atrevido a
lastimarte? ¿quién se ha atrevido a tocar tu frágil cuerpo? Ella como en un
murmullo me respondió: -“quién haya sido poco importa, ya que cada pedrada
lanzada contra mi débil cuerpo, cada golpe que yo he recibido, me ha dejado una
enseñanza y no temo seguir sufriendo, porque en cada ventana en que me he
posado herida, he recibido alivio, consuelo, ternura y amor, he conocido las
bondades del ser humano y recibido más de lo que he dado”.
“Feo es mi aspecto, mi cuerpo demasiado frágil, pero con
cada golpe mi espíritu se ha hecho fuerte y yo aún puedo seguir cantando mi
hermosa melodía, que es lo único que tengo que ofrecer como pago a quienes me
ayudan, aún puedo cantarle a la esperanza, aún puedo elevar mi voz y hacer que
brote de mi pecho ese canto sonoro y armonioso que llegará hasta el creador de
todas las cosas, para agradecerle por cada día que voy viviendo, por cada amigo
que me ha curado y vendado mis heridas, por la facultad de volar con las alas
de mi imaginación hasta llegar a alcanzar mi libertad… mi libertad”.
Mucho tiempo ha pasado desde aquel encuentro, llega el
otoño y veo emigrar las aves que van en busca de un lugar más cálido, para
pasar el invierno, muchas melodía de diferentes aves escucho, más ninguna suena
tan bello como la de mi amiga la alondra, y cada día abro mi ventana esperando
encontrarla allí, para que ahora ella venga a sanar mis heridas y luego cuando
encontremos reposo entonar juntas la maravillosa melodía del amor.
Con cariño a mi amiga... Alondra, porque me ha dado más
de lo que yo esperaba.
Alondra (Lidia Guerra)
"Yo sé que hay otros mundos donde cantar"
Imagen: https://www.google.es