Es un personaje de la mitología chilota. Se le describe
como un ser que no tiene pies, solo muñones, parecido a un ogro y que no llega a un metro de altura. Lleva un
sombrero cónico, un bastón y un hacha con la que tala los árboles de solo tres
golpes.
Cuenta la leyenda que el Trauco enamora a las mujeres y
con su aliento las deja embarazadas. El Trauco, de una relación con La Condená,
tuvo a la Fiura, quien es, a la vez, su hija y su esposa. Con ella tiene hijos e
hijas, que se van convirtiendo en Traucos y Firas respectivamente.
El Trauco puede causar muchos males, como abusar
sexualmente de las mujeres, matar a los hombres solo con mirarlos o dejarlos
con parálisis o mudos con su aliento, en el mejor de los casos.
Entre los remedios que se utilizan para librarse de
Trauco, está el dejar un puñado de arena sobre la mesa de las casas de las
muchachas jóvenes. Se dice que si viene a esa casa y ve la arena, se dedica a
contar los granos de arena y se olvida de la muchacha. Los Hombres que tengan
un encuentro con el Trauco, deberán dar azotes a su bastón, porque esto les
afecta y les hace huir.
En la tradición de la Sociedad chilota, se descarga de
culpa a las chicas solteras que se quedan embarazadas afirmando que es obra del
Trauco, cubriendo así su deshonra.