HERACLES - Cuarto
trabajo: La cierva de Cirinia
Dicha cierva era
un gigantesco animal que asolaba las cosechas. Era muy veloz y Heracles tuvo
que perseguirla durante un año entero. Al fin, la cierva acabó fatigándose y
buscó refugio en el monte Artemiso. Al atrevesar el río Ladón, Heracles la
hirió levemente con una flecha. Después fue ya fácil cogerla y cargarla sobre
sus hombros. La cierva estaba dedicada a la diosa Artemis y ésta salió al
encuentro de Heracles para arrebatarle la cierva, pero intervinieron los otros
dioses y permitieron a Heracles terminar su trabajo, llevándola a Euristeo.
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HERACLES - Quinto
trabajo: Los pájaros del lago Estinfalo
Estos pájaros
monstruosos habían huído de una invasión de lobos y vivían en una selva al lado
del lago. Se habían multiplicado hasta tal punto que constituían una plaga.
Devoraban los frutos y cosechas. Euristeo impuso a Heracles el trabajo de
acabar con estas aves.
Para conseguir
que los pájaros salieran del bosque, Heracles recurrió a unas castañuelas de
bronce que fabricó Hefesto y que le regaló Atenea. El ruido los asustó y
Heracles pudo derribarlos a flechazos.
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HERACLES - Sexto
trabajo: Los establos del rey Augías
El sexto trabajo
consistió en limpiar los gigantescos montones de estiercol que llenaban los
enormes establos del rey Augías. Antes de llevar a cabo el trabajo, Heracles
estipuló con Augías un salario.
Heracles lo
consiguió cambiando el curso de los ríos Alfeo y Peneo, que se llevaron toda la
porquería.
Augías negó a
Heracles el salario convenido y además lo desterró de su reino.