jueves, 1 de agosto de 2013

El lobizón



Así llamado en la mitología guaraní, por otras regiones sudamericanas recibe también los nombres de lobisón, lubisonte, luisón, Luis Rufino malo o Yagué bicho. Es lo que en Europa se conoce como hombre –lobo.

Dice la leyenda que el séptimo hijo varón del mismo padre y de la misma madre, todos los viernes por la noche se transforma en un animal parecido al perro o al cerdo y va por los gallineros comiendo excrementos y por los cementerios, desenterrando restos.
 
A este hombre que sufre el maleficio, se le reconoce porque es flaco, alto, de gran palidez y despide un olor desagradable. Suele guardar cama los sábados por el dolor de estómago que le producen las inmundicias que come los viernes.

El modo de alejar al lobizón es rezar de rodillas un padre nuestro o arrojarle agua bendita o un tizón encendido o hacer la señal de la cruz. Si el lobizón pasa por debajo de las piernas de otro hombre, él quedará curado y este otro hombre se convertirá en lobizón.


Se dice también que la séptima hija del mismo padre y de la misma madre, se convierte en bruja y que queda soltera.